¡Hola! ¿Cómo han ido las vacaciones? Espero que las hayáis disfrutado a tope, y hayáis podido coger fuerza para continuar con lo que queda hasta el verano. Hoy me gustaría hablaros de cómo elegir las zapatillas de correr y cómo adaptarse a ellas progresivamente cuando son un modelo diferente al que hemos llevado hasta el momento.

Todas las marcas deportivas tienen su estilo propio pero, a la vez, dentro de su oferta, tienen zapatillas a las que nos adaptamos mejor y peor, que nos gustan más o menos, en función de nuestro peso, las pruebas que corramos, el terreno por el que lo hagamos y, también, nuestros gustos personales. Yo, por ejemplo, suelo entrenar en tierra y me gustan las zapas con bastante amortiguación, mientras que muchos de mis compañeros prefieren unas mixtas y enseguida se van a las rápidas para hacer series. Por ello, es fundamental dejarnos asesorar por expertos en la materia a la hora de decidirnos por una u otra marca, e incluso por un modelo concreto dentro de nuestra marca preferida.

Yo tengo la suerte de tener el asesoramiento continuo de los chicos de Bikila, que me conocen y, a través de mis sensaciones con cada zapatilla, saben orientarme hacia un modelo u otro. Cada uno de nosotros tenemos unas características, y ellos saben adaptarse a ellas. Para mí sería imposible ir a una tienda y escoger yo sola porque, sinceramente, en la mano me gustan casi todas.

Por todo esto, el primer consejo que os daría es que os dejéis asesorar por expertos. Las zapatillas de correr son la prenda más importante de todo el material que llevamos, y tenemos que invertir en unas buenas zapas pero que, además, sean adecuadas para nosotros.

Una vez que nos aconsejan unas u otras, las sensaciones con ellas son lo que ya depende de nosotros. Personalmente, nunca me he comprado unas zapatillas si, al probarlas, no noto comodidad. Mi teoría, que a veces puede ser errónea pero que a mí no me falla, es que, si de primeras no me van, difícilmente me gustarán corriendo.

Una vez que las tenemos, las pruebas deben ser muy progresivas. Primero hay que utilizarlas para caminar, con el objetivo de que se adapten a nuestro pie. Una vez que están hechas a él, podremos probarlas para trotar algún día, no más de media hora, y en días alternos. Parece una exageración, pero he conocido a muchas personas que se han lesionado probando zapatillas nuevas por no seguir este proceso.

¿Cómo las probáis vosotros? ¿Tenéis a alguien cercano que os aconseje bien? Si no es así, buscar un especialista. Será vuestra mejor inversión.

¡Un beso!