He comentado muchas veces que esta iniciativa surgió para incentivar a las mujeres a participar en las carreras populares, cuando en el año 2011 me sorprendió la cantidad de chicas que corrían la Carrera de la mujer, en comparación con cualquier otra prueba mixta.
A lo largo de estos años, el grupo ha evolucionado al fomento puro y duro de la actividad física y la vida sana, sin necesidad de competir. Pero he comprobado que la sensación de medirse con un dorsal puesto, junto con el disfrute del ambiente de las competiciones, forma parte del “enganche” que este deporte produce.
Yo siempre he sido defensora de la competición, tanto para niños como para atletas más avanzados. Creo que, en los más jóvenes, si se gestiona de forma adecuada, es una parte imprescindible de su aprendizaje. Y en un atleta adulto, sirve para evaluarse, para compararse con otras personas y para salir de la rutina de los entrenamientos. También para socializar y conocer a otras personas a las que les gusta hacer deporte.
Porque el vivir los nervios previos a una carrera, la incertidumbre sobre el resultado y el sufrimiento extra que produce la competición, generan una sensación difícil de explicar. Ya no digo nada de la satisfacción de cruzar la meta…
Y todo esto, es independiente del puesto que consigamos, porque no hay mejor comparación que la que hacemos con nosotros mismos. Cuando empezamos a correr, cualquier distancia nos parece imposible. Ponerse un dorsal es impensable y sólo el plantearnos participar en alguna carrera popular de distancia corta nos parece toda una aventura.
Pero, a medida que mejoramos nuestra forma física, nos empiezan a aparecer las ganas de probar. ¿Por qué no? Si todo el mundo se lo pasa bien…
¿Quién está de acuerdo? Os propongo que cada uno cuente las sensaciones que a él/ella le produce la competición. ¿Quién empieza?
Bueno… yo estoy ahira en ese momento en que cualquier competición me queda grande, por pequeña que sea. Pero tengo que decir que las pruebas en las que más disfruto, teniendo en cuenta que sé lo que puedo esperar de mi misma, son aquellas en que el fin es una causa solidaria, sin importar el resultado. He sentido una enorme satisfacción, aunque parezca una tontería, cuando conseguí terminar mi primera San Silvestre en nuestra Villa, Avilés. El subidón me lo produce el apoyo del grupo, el sentirme arropada por las compañeras. Y ese momento en que todas las que fueron llegando primero te reciben como si fueses una auténtica campeona. ¡Es muy grande sentirse Yes We Run! Y lo mejor: gracias al grupo, he tenido ocasión de conocer a gente estupenda. Y en ello seguimos..
Veréis yo llevo compitiendo desde los 5 años, pero siempre me enseñó mi padre (entrenador de fútbol cómo pocos) que debía hacerlo conmigo misma sin mirarme ni medirme con nadie simplemente yo debía mejorar en lo que hacía día a día y así superarme, llego de rebote a este deporte tras ver la Sanitas de 2011 y ver gente de mi edad y mi colegio corriendo y entre nosotros lo primero que pensé fué “si ellos pueden hacerlo yo también y sobretodo..la cara de felicidad que tras cruzar tenían”.
Pocos meses después animada con perder unos kilos comencé … Y me estrené en la de 4 kms de Nueva de Llanes a la que tengo especial cariño.. sufrí en aquella cuesta por dos veces lo que no estaba escrito porque apenas un mes antes me había lesionado el tibial (lesión que ya había tenido en mi anterior deporte) pero cruzar aquella meta con gente gritando y animando en ese pueblo…me enseñó a que no hay mayor satisfacción que la de luchar y competir con uno mismo .
Siempre fui competitiva, me gustaba ganar a la comba, al cascallo, al tenis o al padel.Ahora para mi, ganar, es estar todos los 31 de diciembre corriendo por Avilés. Esa fue mi primer carrera, creì que nunca lo conseguirìa y me marcò.
Aunque corra alguna más el objetivo es acabar el año corriendo…