“El deporte femenino está de moda”. ¿Quién no ha leído o escuchado esta frase últimamente? Gracias a los éxitos de nuestras selecciones nacionales en varios deportes, que sólo ellas se han ganado con su esfuerzo, el deporte femenino ha cobrado un interés especial en nuestro país. Mola decir que las chicas “son guerreras” y presumir de patrocinar el deporte femenino.

Es genial que aumente la visibilidad y se valore el éxito de nuestras chicas, faltaría más. Pero yo no paro de preguntarme si ese apoyo es real o sólo un “me aprovecho del momento”. Tampoco sé si toda la promoción se está haciendo en la dirección correcta.

Yo empecé a correr con 13 años. Por aquél entonces, y aunque ahora suene imposible, no existía la ropa de chica. Aún recuerdo la compra de mis primeras zapatillas rápidas que hoy, me seguirían quedando grandes. No había mi talla porque eran de chico, pero yo me las quería llevar a toda costa. Lo que sí había, era muchas niñas como yo, tanto en los entrenamientos como en las competiciones. Niñas que fueron desapareciendo a medida que cumplimos años, hasta encontrarme prácticamente sola en el salto al atletismo profesional. Las causas son diversas, y es aquí sobre todo donde deberían hacer hincapié instituciones y patrocinadores, para que este abandono se reduzca al máximo. Me incluyo también en mi labor como atleta y entrenadora.

Vivir en un mundo “de chicos” jamás me importó, siempre me he sentido segura de lo que hacía y valorada por mis compañeros. Además, el atletismo es de los deportes más equitativos que existe, entre otras cosas, porque todas las competiciones se celebran de forma conjunta. Pero es cierto que también en ocasiones me sentí discriminada por ser mujer, como por ejemplo, por nombrar alguna, que hay muchas, cuando tuve que decidir no participar en ninguna carrera en la que los premios fueran diferentes entre chicos y chicas, o cada año en la San Silvestre cuando parecía que le estaba pidiendo el jamón al primer chico porque mi cesta no lo llevaba (por suerte ya no pasa).

Y, cuando parece que “las chicas están de moda” y que el deporte femenino está en auge, me encuentro con una prueba en la que los premios son diferentes por sexos, y un campeonato de Asturias donde la federación mete a los escolares entre todas las pruebas federativas, menos la senior masculina que la deja para el final. Claro, la importante… el plato fuerte de la mañana. También con un patrocinador que, para apoyar a las chicas, separa una competición por sexos, haciendo justo lo contrario a lo que siempre se hace en atletismo.

Ayer contribuí con un segundo puesto a la tabla de puntos de mi club para conseguir un subcampeonato de España por equipos, tras una valiente y fuerte @maitanui 👏👏👏. Eso sí, el estadio se vio medio vacío y deslucido por la separación entre categorías femenina y masculina, pues a pesar de la visibilidad que se nos quiere dar a las chicas, se reduce a la mitad el número de espectadores @ligaiberdrolaatletismo . En resumen y para terminar: arriba @atletismoplayas 🔝🔝🔝 !!!

Una publicación compartida de Irene Sánchez-Escribano (@irene.sescribano) el Ene 28, 2018 at 1:43 PST

Son cosas que no están hechas intencionadamente, pero en ese tipo de detalles es donde se ve el apoyo real al deporte femenino, es la máxima prueba de que existe desigualdad. ¿Por qué no se le ocurre a nadie dejar una carrera femenina para el final?

Nosotras corremos menos, y eso es un hándicap con el que peleamos. Sé que es muy difícil que un chico valore una marca que él hace muy fácil. Al fin y al cabo, nuestros ídolos son personas que hacen cosas que nosotros no podemos conseguir. Pero debemos educar a nuestros jóvenes para que no valoren a las niñas en comparación con sus tiempos, sino que conozcan el nivel real de una chica como mujer que es, y lo admiren igual que a sus compañeros. Sólo así conseguiremos que los hombres valoren a las mujeres por su nivel, y las marcas inviertan en las chicas que más corren, y no las más guapas, otro tema que me cabrea y que me daría para escribir una nueva entrada.

En resumen, debemos apoyar TODOS al deporte femenino con patrocinios, aplausos y admiración, por supuesto. Pero también cuidar los pequeños detalles que a mí personalmente me resultan obvios pero que, visto lo visto, no lo son.