La mayoría de los que leáis esto no me conocéis, así que lo más correcto será empezar por una presentación: mi nombre es Lucía. Hace años yo compartí tartán con Alba, aquella chica a la que veíamos correr campeonatos nacionales y pensábamos: “menos mal que viene Alba; la delegación asturiana ya tiene asegurada por lo menos una medalla…” En aquel entonces, y para mi lo seguirá siendo, era Alba la de la Atlética.

Los lances de la vida, hicieron que me alejara de este deporte, pero gracias a la insistencia de mucha gente que me quiere, y gracias a ese “gusanillo” interior que me hacía ponerme nerviosa cada vez que veía un campeonato por la tele, me puse de nuevo unas zapatillas, y comencé a salir a correr. Esto coincidió con mi llegada a Sevilla. Y es que en Sevilla es difícil no engancharse a esto del “running”. Sus parques repletos de flores todo el año, ese Guadalquivir que rebosa vitalidad con sus remeros, piragüistas y paleros, ese clima, con el sol luciendo hasta en diciembre…

Y gracias a este invento que son las redes sociales, continuaba viendo desde la distancia todos los logros de Alba, la de la Atlética, y siguiéndola con admiración en cada una de sus competiciones. Pero uno de sus logros fué el que más me llamó la atención: había montado un grupo en el que enseñaba a las mujeres a correr. Qué cosa más sencilla y más complicada. Cuántas veces había intentado yo convencer a alguna amiga para venir conmigo y me habían respondido: “no, es que a mi correr me aburre” o “no es que a mi correr por la calle me da vergüenza…” Así, tomando como ejemplo el grupo que veía cada vez más creciente en Avilés, comencé a contactar con amigas para proponerles, reunirnos un rato, hacer un poco de deporte, pero sobre todo, pasarlo bien. Poco a poco, empezó a picar la curiosidad y aquello de “por probar no pasa nada”. Y es lo que tiene este bendito deporte: normalmente, el que lo prueba, repite. Así, cada sábado somos más las que nos vemos en los parques de Sevilla para hacer cosas tan raras como eso que llaman skipping o multisaltos.

Yo intento transmitir a las chicas lo poquito que sé de cómo deben correr (que si pon así el pie, que si la cadera.. qué pesada!!), pero lo que ellas me transmiten a mi… Es una inyección tan grande de motivación la que recibimos todas en las quedadas de los sábados, que hacen que te sientas capaz de cualquier cosa. Además nuestros maridos, novios, familia etc lo agradecen, porque somos menos gruñonas, ya que nos hemos propuesto los “sábados sin quejas” (ya explicaremos con más detalle, la cosa, como dicen por aquí, tiene guasa).

Por ir terminando, quiero dar las gracias a todas la YES WE RUN, porque os admiramos, os seguimos, y desde Sevilla nos encanta formar parte de esta familia.Y sobre todo, gracias a tí, Alba, porque te has puesto a nuestra disposición sin pensártelo dos veces.

Un saludo desde la otra punta de España, os esperamos!!!

¡Gracias Lucía! No sabes la ilusión que me hizo tu llamada para decirme que queríais ser Yes we run. Somos pocos los que seguimos dándole duro tras tantos años, pero recordar momentos tan bonitos es precioso. Y seguir en contacto contigo, ¡mucho más!. Bienvenidas al grupo y a vuestro blog. Qué suerte tienen las chicas de contar con tus consejos. Pronto os llegará la ropa, y yo ¡prometo visita a “mis chicas” sevillanas!