Voy de camino a Barcelona para reunirme con el resto de la expedición española que representará a España en el Campeonato de Europa de Campo a Través, y que mañana partirá hacia Belgrado, Serbia.

Me voy con muchísimas ganas e ilusión por vivir la experiencia de correr un campeonato de Europa en categoría senior, y a la vez con nervios e incertidumbre por ver lo que me voy a encontrar. Hoy me vienen a la cabeza miles de momentos y emociones, que para bien o para mal, he tenido que vivir para estar donde estoy en este momento. Desde mi última participación en un europeo en categoría junior, en la que he corrido tres veces consecutivas, han tenido que pasar nada más y nada menos que once años. Imaginaros la de cosas que he vivido desde entonces.

Desde que se publicó la selección entreno con la mente puesta en este campeonato. Todo ha ido enfocado a llegar de la mejor forma posible a esta carrera. Debuto en la categoría senior con 30 años y en un estado de forma que jamás he tenido en estas fechas. Sé que estoy preparada para hacer una buena carrera, y voy a luchar por ello hasta el final. Me han preguntado mucho sobre mi objetivo y sinceramente os digo que no tengo ni idea del puesto en el que puedo entrar. Sólo quiero correr bien, tener buenas sensaciones y poder competir al nivel que estoy entrenando. Si es así, estoy segura de que el lunes podré contaros buenas noticias.

Lo que sí sé, por lo que dicen mis compañeras, es que si todas corremos a buen nivel, tenemos serias opciones de llevarnos una medalla por equipos. Si representar a España en un campeonato internacional es para mí una de las mejores experiencias que puede vivir un atleta, subirse a un pódium con el chándal de tu país, no puedo ni imaginar lo que significa. ¡Me emociono sólo de pensarlo!

Hace dos años, en plena preparación para el europeo de cross, le dije a mi entrenador que si no me clasificaba dejaba de correr. No recuerdo bien la razón por la que pasó por mi cabeza ese ultimátum pero imagino que sería una lesión anterior que no me había dejado conseguir algún objetivo. Tras el cross de Soria de ese año, en el que corrí fatal, no podía dejar de llorar. Paco se acercó hasta mí, sabiendo que poco podía hacer para consolarme, y sólo me hizo prometerle que no lo dejaría. ¿Y por qué no lo he dejado? Pues simplemente porque tengo a mi alrededor gente como él que confía más en mí que yo misma, y que me obliga a levantarme cada vez que las cosas no van bien.

Hoy le digo que pase lo que pase el domingo, voy a disfrutar de este campeonato todo lo que pueda, por mí y por él. Porque Paco, ¡Nos lo hemos ganado! Con mucho trabajo y muchos contratiempos a superar, pero también con muchísima ilusión, y por fin ha llegado. Nos lo merecemos.

Ya os dije en alguna ocasión que soy de guardarme las cosas para futuras batallas. Pues para esta, me guardo la rabia de mi caída en Atapuerca, y otra que hace mucho que tengo que vengar: mi última participación en categoría junior, cuando habiéndolo preparado bien, me lesioné semanas antes de los clasificatorios y no pude rendir al máximo.

“Las derrotas de hoy, serán las oportunidades de mañana”.

Gracias a todos por estar ahí. ¡Un beso!