El pasado sábado día 26 partía de Avilés un autobús repleto de corredores para competir en los 10k y Maratón de Coruña. Era una mezcla de Chanwas y Yes We Run, que como siempre, funcionó la perfección y trajo para casa muchas risas y buen rollo, muestra una vez más de que la fusión entre grupos está muy cerca jaja. Juana Navarro había entrenado de cara a los 10k, y nuevamente triunfó, siendo segunda en su categoría, y con una brillante marca de 51’40. ¡Felicidades Juana! Os dejo con su crónica.

¡Hola chicas!

Voy a intentar hacer una pequeña crónica del viaje a Coruña.

Amanecía el día gris y lloviendo fuerte, pero al llegar al autobús ya se intuía que todo iba a salir bien. Todo eran saludos y risas.

Hacia las ocho salíamos para Coruña. Una paradina en Mondoñedo con guía turístico particular (Javierón) y empiezan las sesiones de fotos y café con empanada potente.

A mediodía llegamos a Coruña, donde el hotel era una pasada. Claro, a la altura de los organizadores Pedro y Marga que consiguieron que todo saliera a la perfección.

Recogida de dorsales y comida: pulpo, ribeiro, pimientos de padrón… todo comida “suave”. Pero a la cena nos portamos y comimos pasta, como hacen los buenos deportistas.

A la tarde, antes de la cena, paseín y cervecinas para hidratar y siempre con un ambiente excelente. ¡Todo estaba bien!

De vuelta al hotel para dormir… bueno, no todos, porque algunos tomaron una copina que, por cierto, les sentó muy bien para hacer los tiempos que hicieron, ¿eh Ana?

Y llegó el día.

Bajamos a desayunar. ¡Dios! Un buffet tremendo y nosotros sin poder aprovecharlo bien, aunque creo que los animadores sí lo hicieron.

Nos preparamos, ponemos el dorsal que qué tendrá que en cuanto lo pones en la camiseta te entran unos nervios…

Fotos, fotos y más fotos y animar a los maratonianos, que salían a las 9.

Ya estamos en la salida. Qué cantidad de gente, qué organización, qué pasada… Y, cómo no, llega la tele y directa a los Chanwas y a las YWR.

A las nueve y media dan la salida del 10000 y ya se van disipando los nervios y toca disfrutar de la carrera, que discurre en un ambiente buenísimo, hablando entre los corredores de distintos sitios, bromas (algunas con mis kilos), fotos y saludos con los nuestros al cruzarnos durante el recorrido que, por cierto, era precioso, casi todo al lado del mar.

Y por fin la llegada a meta. Espectacular. Bajo un arco de piedra y con un público volcado en animar y aplaudir. Y, en cuanto recuperamos un poco, corremos a animar a los maratonianos en sus metros finales. ¡Qué contentos entraban! Y alguno como el Peque se atrevió a marcarse un bailín en meta 😉

Y qué buen colofón: una comida conjunta en el mejor de los ambientes.

En el bus de vuelta qué buen rollo, todos contentos por lo bien que nos habían salido las cosas.

Ahora a pensar en la próxima.