¡Hola!

Hace días que os tengo abandonados. Las navidades fueron fechas algo estresantes para mí en cuanto a cosas que hacer y compromisos, aunque a la vez relajadas en cuanto a entrenamientos.

Tras el cross de Venta de Baños, me he tomado unos días de “descanso” en los que mis únicos entrenamientos fuertes fueron los 8km de Castrillón y la San Silvestre avilesina. He de deciros que disfruté muchísimo en las dos pruebas. Ha sido una sensación increíble volver a correr en casa y notar tanto cariño de mis paisanos. ¡Gracias!

Me gustaría hablaros de mis sensaciones de cara a esta segunda parte de la temporada de cross. Cuando me reuní con mi entrenador en julio, nos marcamos como objetivo primordial del invierno el Campeonato de España de cross. En aquella época, mi cuerpo no estaba preparado para grandes entrenamientos, y decidimos ir muy poco a poco. Pero sin darnos cuenta, nos hemos visto envueltos en otros objetivos secundarios que nos han hecho acelerar un poco la planificación, y por tanto mi estado de forma.

Al volver del europeo, acordamos descansar unos días antes de cambiar de ciclo de entrenamientos, y volver a hacer volumen de kilómetros y fuerza para preparar al cuerpo de cara a los ritmos altos que haríamos a partir de febrero. Yo llevaba compitiendo desde septiembre y mi cabeza también necesitaba un descanso. Hicimos una prueba de esfuerzo para ver con datos reales dónde estábamos y a qué ritmos debíamos trabajar.

En un principio, todo me pareció lógico y correcto. Entrenar sin prisa y acumular kilómetros poco a poco me encanta. Además, cumplía un año seguido entrenando y estaba sin dolores, algo nuevo para mí. Teníamos doce semanas por delante, un gran estado de forma, y mucha confianza e ilusión acumulada.

Pero cuando me puse los clavos para correr el cross de Amorebieta y vi que mis sensaciones eran de pesadez y torpeza, toda esa tranquilidad se esfumó de golpe. ¿Dónde estaba la frescura de diciembre? Y lo peor es que esas sensaciones no cambiaron demasiado en los crosses de Elgoibar e Itálica. Con tácticas de carrera distintas, y aun llegando en puestos delanteros, notaba que iba mal desde el principio y no podía terminar con fuerza, como suelo hacer.

Me considero una atleta muy paciente, con cabeza fría, que suele tener claro su objetivo y pocas cosas le desvían de él. Pero reconozco que durante estas semanas, he llegado a dudar un poco sobre mi estado de forma. Creo que el verme tan bien en la primera parte de la temporada hace que ahora me sienta rara al correr con tan malas sensaciones. Paco dice que es normal que no me encuentre bien porque no estamos haciendo ritmos altos y el cuerpo se ha acostumbrado a la fuerza y a los ritmos de rodajes y bloques. Dice que todo llegará, y que quedan aun ocho semanas para ponerse a punto y encontrar buenas sensaciones. Me ha demostrado tantas veces que tiene razón, que confío en su plan al 100%. Sé que voy a llegar en forma al campeonato objetivo y que las buenas sensaciones llegarán de nuevo. Pero es inevitable querer más. El inconformismo y la competitividad entran dentro de mi condición de atleta.

No sé lo que va a pasar en marzo. Las atletas españolas están demostrando un gran nivel, y a día de hoy no estoy luchando en los puestos cabeceros. Mi sueño sería llevarme una medalla, pero el objetivo es llegar lo más en forma posible, para disfrutar de la carrera y poder dar el máximo. Ahora toca seguir entrenando duro y confiando, porque sólo el que lucha hasta el final, consigue sus objetivos. ¡A trabajar!

Un beso, y gracias a todos por estar ahí.