Correr es mucho más que poner un pie delante de otro. Es sentirse libre, olvidarse durante un rato de los problemas y pensarlos después con mayor claridad porque, desgraciadamente, no desaparecen. Sacar un rato para nosotros mismos nos hace disfrutar más de la compañía y cuidar mejor a los que nos rodean. Pero, algunas veces, sacar ese rato nos es imposible, y sólo con cumplir con nuestras obligaciones es más que suficiente. Por eso, hay momentos en los que correr es nuestra máxima alegría, y otros en los que lo anhelamos, conscientes de que no es el momento de disfrutar.

Para todas aquellas que os encontráis en ese punto, con ganas de volver y con la poca pero suficiente energía como para intentarlo de nuevo, va dedicada esta entrada. Porque, a veces, sólo necesitamos un pequeño empujón en forma de motivación, de objetivo.

Y, especialmente, el post va escrito pensando en uno de los pilares de este grupo, Carmen, a la que echamos de menos tanto como ella al running, pero que sé que poco a poco volverá. Porque no hay nada que pueda con ella. ¡Empezamos! Semana 1 del plan de entrenamiento para la San Silvestre de Avilés, “la SUPERCARRERA”.