Hace tiempo que quiero hablaros sobre este tema, porque considero que es muy importante que todo el mundo tenga clara la realidad sobre lo que ocurre con el dopaje, o al menos cómo lo vive un atleta limpio.

Creo que todos estamos de acuerdo en que el dopaje es la mayor lacra del deporte, pero estoy segura de que muchos de vosotros opináis que “todos se dopan”. Y en eso, tengo que deciros que estáis muy equivocados. Y os lo comento así porque esa es la frase con la que me encuentro muy a menudo. Pero yo siempre pregunto: ¿Quién son todos? ¿Los campeones del mundo? ¿Los finalistas? ¿Los que van al campeonato internacional? ¿Los campeones de cada país?… Creo que en esto, como en todos los ámbitos de la vida, no podemos generalizar.

El dopaje no depende del nivel de cada atleta. Depende única y exclusivamente de sus principios, de su porqué en el deporte y de los valores que le hayan inculcado desde niño, que evidentemente no son los adecuados. Un atleta que se dopa quiere ganar a costa de todo y de todos, e imagino además que lo que quiere ganar es el poco dinero que hay en el deporte, porque nadie me puede decir que disfruta ganando con trampas. Así que la satisfacción personal es nula.

Por otro lado, el principal sentimiento hacia el dopaje de los atletas que trabajamos limpiamente es la frustración. Es verdad que hay veces que les pillan y devuelven los resultados a los verdaderos ganadores, pero ya no es lo mismo. Además, y esto os lo cuento en primera persona porque lo he vivido, hay veces que lo que te “roban” son clasificaciones a campeonatos a los que un tiempo más tarde, ya no te pueden llevar. No me digáis que no es frustrante dedicarte a lo que más te gusta y que un tramposo que se cree más que tú te quite tus sueños.

Al final, todos optamos por hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y nos conformamos con el orgullo que nos supone luchar por nuestros sueños limpiamente, con la esperanza de que el sistema de detección avance, y definitivamente sólo quedemos los que de verdad tenemos que estar.

En este sentido, creo que hemos avanzado muchísimo. Yo a día de hoy confío en nuestro sistema y creo que, al menos en España, es muy complicado hacer trampas. Puede que a mí me llegue ya algo tarde, pero al menos nuestros jóvenes deportistas podrán disfrutar de unos resultados reales, ganados sólo con su esfuerzo y dedicación.  Y a vosotros, aficionados, entrenadores, atletas o simplemente lectores, os pido que jamás toleréis que nadie se dope. Debemos ser críticos con los deportistas en este sentido, porque entre otras cosas, cobran becas para representarnos dignamente en el extranjero, y ser espejo donde se mire nuestra sociedad. ¿Queréis tener ídolos falsos? ¡TOLERANCIA CERO!