Publicado en Crónicas carreras, Motivación y consejos   , ,   27 de noviembre de 2013

Una Yes We Run en el Maratón de Valencia, por Elena González

Elena González Brevers forma parte de Yes We Run desde que el grupo dió sus primeros pasos en el año 2011. Ya formaba parte del mundillo atlético cuando la conocimos, pero no dudó en unirse a la iniciativa y aportar ideas para captar gente desde el primer momento. Normalmente compite con el equipo Redolat Team, con el que cada año prepara un maratón junto a su marido Fede Fraga. Compatibilizando su vida profesional, familiar y deportiva, son capaces de disfrutar juntos tanto de la preparación como de la prueba en sí, y contagiarnos a todas su motivación y capacidad de sacrificio. Aquí os dejamos su experiencia en el maratón de Valencia, celebrado el pasado domingo.

Tras un largo pero ameno viaje, llegábamos a Valencia dispuestos a enfrentarnos sin temor alguno al querido y anhelado maratón.

Un merecido descanso,seguido de una gran cena de carbohidratos,anunciaban que el ‘modo maratón’ estaba ya activado. Nuestro siguiente objetivo era recoger nuestros dorsales en la feria del corredor y ver al gran jefe y compañeros de equipo para charlar alegremente sobre nuestras sensaciones. Seguíamos restando minutos, pero ni rastro de nervios….aun.

FedeMatElena

Regresamos a casa para almorzar y seguir llenando el depósito de carburante: más carbohidratos. Esta vez, una fabulosa pizza con verduras,y por supuesto,mucho agua para mantenernos hidratados. Una merecida siesta de dos horas me sirviò para relajarme haciendo unos ejercicios de respiración y visualización previos y posteriores a la misma. Tic tac ….sólo quedaba una noche para volver a tener esas indescriptibles sensaciones. Preparé todo lo necesario para el día siguiente: equipación, geles, dorsal…Todo estaba listo.

A las 5:50 de la mañana, y sin que hubiera tocado el despertador, me desperté y me levanté. Vestirme empezó a ponerme algo nerviosa. Mis mandíbulas ya no dejaban de apretarse. Empezaba la fiesta.

Tras unas cuantas visitas al baño, un desayuno rápido, repasar con Fede y mi hermano todo lo que teníamos que llevar, salimos rumbo a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Ya eran las 7:10 de la mañana. Los tres estábamos dominados por los nervios. Las risas salían solas.

Nos dirigimos al meeting point del equipo, y como gotas de agua fueron llegando uno tras otro. Charlas amenas y gente nueva por conocer. Era el turno de Jose Antonio Redolat. Era el encargado de haber preparado a 56 personas para correr un maratón. La responsabilidad le hizo levantarse a las 4:30 de la mañana. Lo más importante era la ilusiòn de sus corredores.

Nos agrupamos y su charla nos emocionó a todos. Ya era el momento de hacer los grupos por tiempo e ir al guardarropía a dejar las mochilas. Todo controlado: camiseta vieja para tirar, vaselina y gafas. Mochila entregada. Sólo quedaban 20 minutos para salir.

Nos metimos en nuestro cajón. Saltando y charlando para entrar en calor. La temperatura iba subiendo y el sol ya había aparecido tímidamente.

Último minuto. Fede y yo nos apretamos la mano y nos damos el beso de rigor.

La música está a tope y se nota la tensión en el ambiente. Suena el disparo y sonreímos.

El grupo parece alejarse un poco en el primer kilómetro pero preferimos guardar. No había prisa. Empiezo a sentir dolor en el abdomen y no me lo creo, así que controlo la respiración hasta el kilómetro seis donde parece desaparecer. Ahí empiezo a relajarme y disfrutar.

La carga de hidratos se nota en esos primeros kilómetros y la sensación de pesadez no te hace ir cómodo. Pero poco a poco se fue soltando lastre y fuimos bajando nuestro ritmo medio.

En el kilómetro 10 tomamos el primer gel. Decidimos tomar medio, ya que a Fede se le había caído uno y no queríamos coger los de los avituallamientos. Lo tomo poco a poco y bebemos agua a pequeños sorbos. Los problemas gástricos volvieron a aparecer, así que volví a controlar la respiración y se fueron desvaneciendo. Empecé a sentirme muy bien. Las piernas iban a un ritmo controlado kilómetro tras kilómetro. Y sin darnos cuenta, llegamos al 20. Otro gel, pero ahora entero, nos dio alas para tirar. Todo seguía yendo según lo previsto. Nuestro ritmo era buenísimo y las sensaciones aún mejor. No hablábamos. Sólo un monosílabo: Bien? Y un movimiento de cabeza era suficiente para saber que no había problemas.

Las calles estaban llenas de gente aplaudiendo y gritando los nombres de los corredores que daba un subidón total. Ya estábamos en el 21….y aun quedaban otros 21 más. Todo era positivo en mi cabeza. Todo iba genial.

ElenaValencia

Llegamos al 29 y ya me voy preparando para cruzar la línea del kilómetro donde realmente empieza el maratón. Kilómetro 30. Tercer y último gel. Ya sólo quedaban 12 kilómetros. Quedaban 12 kilómetros de sufrimiento. Nuestras piernas siguen marcando el ritmo. Todo continúa viento en popa. La gente sigue animando y la música sonando por todos los rincones. Es increíble y me siento grande.

Seguimos comiendo kilómetros, sigo concentrada, sigo corriendo hasta el kilómetro 34, donde noto un parón de las piernas. Donde mi cabeza se apiada de mi cuerpo y dice basta. Bajo el ritmo y resoplo. Fede me mira pero no pregunta. Somos perros viejos. Tiro de mí y no sé cómo voy a hacer para llegar a la meta. Aún quedan 8 kilómetros. Ya no encuentro consuelo en nada. Pensar en los kilómetros que quedan no me consuela. Pensar en los que ya llevo no me consuela. Voy en punto muerto. He llegado al límite pero sin saber ni cómo, el ritmo se mantiene.

Oigo ánimos por todos los lados y ya sólo levanto el brazo. Son el resto del equipo. Zancada tras zancada llegamos al 35, último avituallamiento donde tenía pensado beber. El agua está helada y el dolor en el vientre no tarda en aparecer. Pasar el avituallamiento nos hace perder algunos segundos y seguimos.

Tengo que luchar contra el flato, mi pared abdominal está dura como una piedra. Controlo la respiración y sigo con mucho dolor. Sólo quiero que esto se termine. Ya no puedo más. Pero sigo. Vine a correr un maratón y abandonar no está en los planes. Kilómetro 38. Empezamos a adelantar a gente con calambres, caminando, parados llorando o atendidos por la cruz roja. Esto es el maratón.

Empiezo a sentirme algo mejor y mi cabeza encuentra consuelo: ya sólo quedan 3,900kms. Empiezo a coger fuerza pero ya no podemos mantener nuestro ritmo.

Llegamos al kilómetro 40 entre voces y aplausos desenfrenados que nos hacen volar. Sonrío. Ya está hecho. Ya no importan marcas ni tiempos. QUIERO cruzar esa meta.

Sigo en punto muerto. Misma cadencia. Sólo queda 1,900kms. Veo la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Voy a cruzar esa meta.

Fede y Elena

La gente sigue gritando en diferentes idiomas, aplauden como locos, es un sentimiento compartido. Llega el kilómetro 41. Vuelvo a sonreir cuando oigo: Ánimo, Elena! que gritaba un niño….pero duró poco, Fede empezaba a tener calambres. Le digo que tire, pero no quiere. Enfilamos la entrada en la Ciudad. Ya está. Ya está hecho. Me dolía el abdomen, mis piernas y mi cabeza no podían más, pero estaba feliz. Retuve en mi pupila esa llegada hasta el km 42, la gente golpeaba las vallas, gritaban eufóricos… penúltima curva y ahí estaba: kilòmetro 42. Sólo faltaban 195 metros para acabar con ese sufrimiento. Enfilamos la pasarela y corrimos sobre el agua. ¡Éramos grandes! Nos cogimos de la mano y levantamos los brazos. Lo habíamos conseguido. Objetivo maratón cumplido.

 42,195 kilómetros donde todo tipo de sentimientos y sensaciones fluyen y hay que controlar. Miles de recuerdos, de pensamientos de personas que sufren el maratón tanto como el que corre. Pero sobre todo, felicidad y plenitud en cuanto cruzas la meta. Feliz por haber ganado una vez a mi cabeza. Feliz por comprobar que puedo seguir corriendo sin energía. Feliz por poder compartir con todos y cada uno de vosotros estas sensaciones que aunque puedan parecer no tener importancia, han hecho que crezca un poco más ante las adversidades.

Gracias una y mil veces a todos por vuestro apoyo… que es la energía de mi mente cuando no encuentra consuelo.

10 comentarios “Una Yes We Run en el Maratón de Valencia, por Elena González

  1. Amaya el

    Ole, ole y olee! esa yes we maratoniana, qué grandeeee!!

  2. Elena G. Brevers el

    Muchas gracias por darme la oportunidad de compartir esas sensaciones inolvidables con todo aquel que quiera leerlo!
    Kisses!

  3. Elena G. Brevers el

    Gracias Amaya! Yes We Run es muy grande!!!

  4. Marta el

    Pero qué grandes sois como atletas, y sobre todo, como personas!!!! Bravo campeones!!!

  5. cristina el

    Que grande eres Elena!!

  6. Blanca el

    Que bonito Elena!!

  7. Miguel Grao el

    Sois muy grandes los 3.
    Un abrazo

  8. Susana Alonso el

    Que fuerte Elena!!! sois unos campeones, vaya bien expresados tus sentimientos, es increible lo que nos haces sentir leyendo tú experiencia.
    Precioso!!!

  9. Pilar el

    Bravo Elena y enhorabuena, vaya capacidad para contar sentimientos y sensaciones, me gusta mucho.
    Quedas fichada para el año que viene como cuentacuentos del Palacio, seguro que lo harás genial y por cierto en inglés…

  10. Blanca Bustamante el

    Emocionante relato Elena…me ha encantado.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

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